El mes d'abril també ha tornat a ser fructífer quant a creació literària. Aquí teniu els quatre relats finalistes. Llegiu-los, gaudiu-los i voteu si us plau pitjant l'enllaç de la fotografia que teniu a baix.
COMO UNA PELÍCULA
Los créditos aparecieron y la gente se levantó de sus butacas,
aplaudieron, pero no como lo habían hecho hasta ahora, aplaudieron con lágrimas
en los ojos, y no por el motivo que lo habían hecho tiempo atrás. Ahora,
aplaudían por ellos y por todo su esfuerzo, porque por fin ese mal rato había
acabado. Nadie quería volver a estar en esas butacas sin poder salir a dar un
paseo. Ahora todos sabían que el mundo había cambiado, que con él también las
costumbres y que a diferencia de la pandemia el esfuerzo no había acabado.
SIN MIEDO A MORIR
Los créditos aparecieron y la gente se levantó de sus butacas.
Acabábamos de ver algo realmente melancólico, no era una película cualquiera.
En tan solo una hora habíamos visto una realidad totalmente semejante a la que
vivieron nuestras abuelas. Estaba empezando la postguerra, pero nada había
terminado. Ahora las calles estaban destruidas, el cielo aún era gris…, aunque
algo no encajaba. El ambiente estaba cambiando y las mujeres empezaban a
dominar las calles de la ciudad.
Allí arriba tan solo
podía ver una lucha, la de las mujeres por la igualdad.
LEONARDO
Los créditos aparecieron y la gente se levantó de sus butacas. Pero
allí se quedó. Sentada en la suya, una mujer confundida me miraba. Un velo
transparente le cubría el fino pelo y su mano derecha reposaba sobre la otra.
Desprendía una tranquilidad absoluta, como si en vez de en aquella sala se
encontrara en un paradisíaco paisaje alpino. Me fijé entonces en su sonrisa,
que no había visto en todo el rato que llevaba mirándola. La amargura se
dibujaba en ella, pero después pareció reír sutilmente.
En fin, la visita al Louvre no me había dejado indiferente.
ESA ÚLTIMA NOCHE
Los créditos aparecieron y la gente se levantó de sus butacas. Era la última película que esa familia veía en su ciudad, ya que al día siguiente se mudaban. regresaron a su casa al anochecer, los vi entrar. Hacía dos semanas que los observaba desde el jardín, pero ellos nunca se habían fijado en mí.
Esa última noche no sería como las demás. Al dormirme, hebras blanquecinas, como telarañas, se desplegaron rápidamente y se depositaron en mi piel, cubriéndome. A los pocos días desperté y me reuní con las otras mariposas en ese jardín ya abandonado.
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